Los miles de refugiados que se encaminan cada día al corazón de Europa aumentan la presión sobre los Gobiernos. En una situación interna cada vez más difícil para la canciller Angela Merkel, Alemania achacó este miércoles a Austria “un comportamiento fuera de lugar” por llevar hasta su frontera sin aviso a las personas que buscan asilo. Mientras, el Gobierno austriaco planea introducir barreras para reducir el flujo de llegadas. Tras el anuncio de su ministra del Interior, el canciller austriaco matizó: “No levantaremos ninguna valla como la de Hungría”.
La crisis de refugiados ha logrado enconar las relaciones entre los socios europeos. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, acusó al Gobierno de Angela Merkel de invitar a todos los ciudadanos sirios a viajar a su país, y dijo que la crisis era “un problema alemán”. Austria también criticó la política de puertas abiertas. Ahora, es Berlín quien reprocha a Viena su gestión de los miles de personas que cada día llegan a través de la ruta de los Balcanes con la esperanza de obtener la condición de asilado en Alemania. “El comportamiento de Austria en los últimos días está fuera de lugar”, criticó este miércoles el ministro del Interior, Thomas de Maizière.
“Hemos observado que, sin ningún aviso y de noche, se lleva a los refugiados a la frontera alemana, donde se les deja sin provisiones. Austria aceptó ayer volver a un proceso ordinario. Espero que esto ocurra inmediatamente”, añadió el político democristiano.
Los reproches de Berlín llegan cuando el clima entre los dos países ya se había enrarecido. El Gobierno de Baviera —el Estado alemán que hace frontera con Austria, y el que tiene que hacer frente a la mayor afluencia de refugiados— ya había reprochado el martes a sus vecinos la falta de solidaridad. Horst Seehofer, jefe del Gobierno regional, acusó a los austriacos de dañar las relaciones de vecindad, mientras que su ministro del Interior tildó de “irresponsable” y “escandalosa” la actitud del Gobierno austriaco.